Literatura Griega



El pueblo Griego y su lenguaje

Los griegos constituyeron un grupo humano que comienza aglutinarse en los siglos XVI y XV a.C.  Una misma lengua y un mismo fondo de leyendas creencias y respuestas ante el mundo configuró los perfiles de un pueblo cuya culminación cultural acontece en el siglo V a.C. y cuya figura representativa es el ciudadano ateniense. Fue un pueblo de inteligencia aguda y flexible, apta tanto para las actividades comerciales como para la especialización metafísica. El hombre griego fundo los principios básicos sobre los cuales descansa aún nuestra civilización. Describió los resortes del pensamiento; organizó las normas de la lógica; vivió en esas agrupaciones donde lo humano se manifiesta como esencialmente social y que denominó polis; puso los cimientos de los géneros literarios; exaltó el heroísmo y convirtió a los héroes en divinidades tutelares y en modelos de inspiración de la conducta juvenil; y condensó en esquemas plásticos, ágiles, inteligibles, todo su deslumbramiento o su horror ante las fuerzas de la naturaleza y sus metamorfosis, y toda su sabiduría ante los enigmas planteados por la existencia: la muerte, el destino, la justicia humana y divina. Tales formas son los mitos, en cuya gestación, mantenimiento y difusión el pueblo griego se manifestó como uno de los más completos y fértiles de la historia.
Su misma religión se entrelaza con la mitología. El politeísmo posibilita una multiplicidad legendaria y una amplísima red de relaciones en cuyo tejido se instalan los mitos con absoluta naturalidad.
Lo heroico y lo mítico interesan vivamente en toda reseña sobre esta literatura. El héroe es no sólo sujeto de la epopeya y de la tragedia sino también de los relatos de los historiadores. Y el mito se filtra en todas las manifestaciones poéticas y hasta en el pensar de los filósofos.
Sustentada en la religión trágico-heroica de la vida y alimentada por una mitología de alcance general y raíz popular, la literatura griega contó con la materia prima indispensable: el lenguaje. La lengua griega es una de las más aptas para la expresión literaria de que se haya tenido jamás noticia. En flexibilidad sintáctica y riqueza léxica puede tener hoy días iguales, nunca mejores. Dispuso de la posibilidad de forjar vocablos nuevos mediante eficaces composiciones; fue dáctil hasta un grado increíble para encontrar el giro más conveniente al hecho o al pensamiento expresado; dijo siempre lo que quiso decir, sin sobrepasarse ni desdibujarse, y además lo dijo con armonía y dulzura. Los griegos contaron con un lenguaje que era en realidad una combinación de grupos dialectales, predominantes según las regiones. Se distinguieron tres: el jonio, hablado en muchas islas del Egeo y en las ciudades jonias del Asía menor; el dorio, en Laconia y en Corinto; y el eolio, en Tesalia, Beocia, Lesbos y en Eolia.

Literatura Griega
Características
De lo expuesto anteriormente se puede deducir que la literatura griega se caracterizó por un neto cuidado de los valores formales. Pero no fue exclusivamente formalista. Los creadores griegos se sometían gustosos a un conjunto de normas o pautas según las cuales se elaboraba poesía épica, o lírica o dramática. Naturalmente, tales pautas evolucionaron con el paso de los siglos, pero en todos los siglos hubo siempre pautas. Los poetas se sentían cómodos respetándolas, o proponiendo modificaciones a las mismas, porque trabajaban con sentido artesanal, sin menoscabar la jerarquía de sus obras  ni reducir el alcance de sus ambiciones.
La literatura griega fue tradicionalista en un alto grado. Si se comprende bien esta característica, se comprenderá la historia de esta literatura, y con ella, los vínculos artísticos que hacen de Homero, Eurípides y Platón, individuos de una misma familia. El tradicionalismo de las letras griegas se manifiesta de varias maneras: a) en el manejo del mito. Los asuntos míticos ya trabajados por la epopeya, son retomados por la tragedia y la lírica, aunque extrayendo de cada mito nuevos significados. b) en la resolución del problema de la originalidad. En rigor, para los griegos no hubo tal problema; aunque sí para los escritores modernos. Ningún afán rabioso de originalidad atenazó a los helenos, ni les hizo zafar del cauce tradicional en procura de la obra radicalmente distinta. Salvados del riesgo de la extravagancia, aceptaron el desafío de expresarse reelaborando asuntos y personajes que otras manos habían tocado en los años que los antecedieron. c) en la ausencia de rupturas bruscas. El desarrollo de la literatura griega es continuo, orgánico, comunitario. Insertados en una tradición, los poetas se aseguraban lectores y audiencia. El entorno social no se separaba del creador y la creación literaria se dirigía a los hombres de modo genérico y universal. d) en la actitud popular. Este aspecto deriva inmediatamente del anterior. Algunas formas de la lírica y fundamentalmente del drama tienen carácter popular  Tales obras no fueron destinadas a la simple recreación aislada ni para el deleite  exclusivo del individuo, sino como manifestación de un acto colectivo que asumía proporciones de fiesta cívico-religiosa.
Siendo tradicionalista, esta literatura había de ser, consecuentemente pedagógica. Educa, propone modelos, difunde normas de conducta. Tiene efectos moralizantes sin deterioro de sus valores estéticos.

Fuentes 
 
Libro: “Formación de la literatura griega y latina”
Autor: Pedro Paternain. Editorial: técnica