Oda XI- A Lucónoe
No indagues,
Leucónoe; vedado está saberlo
qué destino los
dioses a ti y a mí nos dieron,
y no de Babilonia
consultes los misterios.
Vale más, como fuere,
aceptar el decreto,
ya nos conceda Jove
contar muchos inviernos,
o ya sea éste el
último en que abatirse vemos
contra escollos
tenaces las olas del Tirreno.
Sé prudente, buen
vino consume de lo añejo
y largo afán no
entregues a plazo tan pequeño.
Mientras hablamos
huye con la palabra el Tiempo.
¡Goza este día! Nada
fíes del venidero.
Horacio Quinto Flaco